Acerca de este blog

Este blog aborda los descubrimientos de planetas desde una perspectiva amena y sencilla, pero siempre precisa y contrastada, para una lectura agradable.

06 octubre, 2009

Los Mundos Alrededor de Estrellas Frías

30/07
2009


Se cree que la vida en la Tierra surgió de una sopa caliente de compuestos químicos. ¿Existe esta misma sopa en planetas en órbita a otras estrellas? Un nuevo estudio, realizado a partir de observaciones con el Telescopio Espacial Spitzer de la NASA, brinda indicios de que los planetas en la zona habitable alrededor de estrellas más frías que nuestro Sol pueden poseer mezclas diferentes de productos químicos, potencialmente formadoras de vida, o “prebióticas”.

Los astrónomos emplearon al Spitzer para buscar un producto químico prebiótico, llamado cianuro de hidrógeno, en el material de formación planetaria que gira alrededor de diferentes clases de estrellas. El cianuro de hidrógeno es un ingrediente para la formación de adenina, una de las cuatro piezas básicas de la molécula de ADN.

Las estrellas jóvenes nacen dentro de envolturas de polvo y gas, que adelgazan hasta convertirse en discos. El polvo y gas en los discos suministran la materia prima de la que se forman los planetas. Los científicos piensan que las moléculas que formaban el material primigenio de la vida sobre la Tierra podrían haberse formado en un disco de esa clase. Se cree que las moléculas prebióticas, como la adenina, pudieron haber aterrizado en nuestro, por entonces muy joven, planeta, transportadas por meteoritos que cayeron sobre la superficie terrestre.

“Es plausible que la vida sobre la Tierra comenzara de repente por un suministro abundante de moléculas llegadas desde el espacio”, estima Ilaria Pascucci, científica de la Universidad Johns Hopkins.

¿Pueden darse los mismos pasos generadores de vida alrededor de otras estrellas? Para responder a esta pregunta, los investigadores, dirigidos por Pascucci, examinaron los discos de formación planetaria alrededor de 44 estrellas similares al Sol y 17 estrellas más frías que éste, empleando el espectrógrafo infrarrojo del Spitzer. Las estrellas analizadas tienen todas de uno a tres millones de años aproximadamente, una edad en la que, según se cree, las estrellas con materia prima suficiente a su alrededor tienen planetas en proceso de formación. Los astrónomos buscaron específicamente las proporciones de cianuro de hidrógeno respecto a una molécula de referencia, acetileno.

Detectaron moléculas de cianuro de hidrógeno en el 30 por ciento de los discos que giran alrededor de estrellas amarillas como nuestro sol. Pero no encontraron ninguna alrededor de las estrellas más frías y pequeñas, como las estrellas enanas de la clase espectral M, de tonalidad rojiza, y muy abundantes en el universo, ni tampoco alrededor de las enanas marrones, que no son estrellas sino astros un poco por debajo del umbral de masa necesario para convertirse en estrellas.

Por tanto, todo apunta a que en los planetas alrededor de las estrellas frías, la química prebiótica se desarrolla de manera diferente a como lo hizo en la Tierra.

Vida en otro planeta

Hoy escuchaba en Punto Radio la entrevista que le hacían a un señor, que creo que era astrónomo y que era preguntado sobre las posibilidades de vida en otro planeta y demás preguntas recurrentes que se realizan cuando lo que está frente al entrevistador es, ni más ni menos, que una personalidad reconocida por sus propios compañeros.

Y escuchando esta entrevista y atendiendo a una respuesta en particular, me he sumido en un mar de teorías propias, y no tan propias, que me han echo pensar en esa posibilidad y las cosas que podrían ocurrir en caso de que se hiciera público tal descubrimiento...

Detectan luz de exoplaneta

Gracias a una técnica basada en la polarización de la luz logran detectar la luz reflejada por un exoplaneta por primera vez.

Foto
Impresión artística del planeta cerca de su “cuarto creciente” y de su estrella. Foto: S.V. Berdyugina.

La capacidad de saber más sobre los mundos remotos que orbitan alrededor de otras estrellas ha aumentando gracias una nueva técnica, basada en las propiedades de la luz polarizada, que permite por primera vez la detección de la luz reflejada por un planeta extrasolar.
Todavía, a pesar de las falsas alarmas, no hemos conseguido ver directamente un planeta extrasolar. Los planetas no emiten luz propia y sólo reflejan la luz procedente de su estrella. Bajo nuestro punto de vista están muy cerca de la estrella y son demasiado poco brillantes como para ser vistos con nuestras técnicas actuales. La situación es todavía peor para los planetas más interesantes de tipo terrestre en la zona habitable, pues éstos son más pequeños y orbitan demasiado cerca.
El equipo internacional de astrónomos liderados por Svetlana Berdyugina del Instituto de Astronomía de Zurich no ha conseguido ver uno planeta extrasolar, pero sí ha podido detectar la luz (correspondiente al espectro visible) que es difundida por la atmósfera de uno de estos planetas extrasolares. La técnica empleada es similar a cómo funcionan las gafas polarizadas. Éstas filtran, con la orientación adecuada, la luz solar reflejada por los objetos. La luz se queda parcialmente polarizada cuando es reflejada sobre un material no metálico. La luz difundida por la atmósfera también está polarizada. Este equipo de astrónomos ha usado un sistema similar en concepto al poder extraer la luz polarizada para así aumentar la débil señal de la luz reflejada por el planeta. Analizando esta luz pudieron además inferir el tamaño del planeta y de su atmósfera, cosa imposible con los métodos indirectos de tipo Doppler habituales. Además calcularon su trayectoria orbital.
El planeta es un gigante gaseoso de tipo Júpiter caliente que gira alrededor de la estrella HD189733, que está a 60 años luz de distancia de nosotros y situada en la constelación de Vulpécula bajo nuestro punto de vista.
Este planeta fue descubierto anteriormente gracias a la técnica indirecta de tipo Doppler. Se encuentra tan cerca de la estrella que su atmósfera está muy expandida por culpa del calor.
Hasta ahora no se había conseguido detectar luz reflejada por un exoplaneta, pero según las técnicas indirectas se asumía que el planeta en cuestión, debido a su masa y a su distancia a la estrella, era de tipo Júpiter caliente. Este planeta está tan cerca de su estrella que tarda sólo 2 días en completar una órbita, en lugar de los 12 años que tarda el Júpiter de nuestro sistema solar.
El telescopio empleado para el estudio es el KVA de 60 cm operado por control remoto, situado en la isla de la Palma (España) y que pertenece a la Real Academia de Ciencias Sueca.
Visto desde la Tierra el planeta presenta fases similares a las de nuestra luna, que aunque no las podamos ver pueden deducirse a través de su posición orbital. Los investigadores obtuvieron datos polarimétricos justo cuando la mitad del planeta estaba iluminada según se veía desde la Tierra (”cuarto creciente”) para así aumentar la señal, ya que en ese momento la luz reflejada alcanza el máximo de polarización.
Estos datos indican que la atmósfera, que difunde la luz, es un 30% más grande que la parte opaca del planeta y que probablemente consista en partículas más pequeñas de media micra, como puedan ser átomos, moléculas, granos de polvo muy finos o quizás vapor de agua. Estas partículas difunden la luz azul de la misma manera que nuestra atmósfera difunde esas frecuencias dándonos nuestro cielo azul.
Según los autores esta nueva técnica abre nuevos caminos para el estudio de las condiciones físicas de las atmosferas exoplanetarias y además podemos saber más sobre sus radios y masas, y por tanto de sus densidades, sobre todo si los planetas en cuestión no presentan tránsito, es decir que bajo nuestro punto de vista no pasan por encima del disco solar de su estrella.
Cada día nos acercamos un poco más a la meta de obtener la primera foto de un exoplaneta.

Fuentes y referencias:
Svetlana V. Berdyugina, Andrei V. Berdyugin, Dominique M. Fluri, Vilppu Piirola: First detection of polarized scattered light from an exoplanetary atmosphere, Astrophys. J. Lett., online publication 24. December 2007.

Extraído de http://neofronteras.com/?p=1060

Nota de prensa del ETH Zurich/Swiss Federal Institute of Technology.

Resumen del artículo en Astrophysical Journal Letters.

Estimación del tiempo de habitabilidad de la Tierra

La Tierra podrá ser habitable por otros 2 300 millones de años antes de que el Sol la recaliente al punto de hacer imposible cualquier forma de vida, según estudios científicos.

Un análisis del Instituto de Tecnología de California tiende a corregir las previsiones precedentes, que daban a la Tierra poco más de 1 000 millones de años de vida, como máximo.

El estudio californiano toma en consideración la presión atmosférica, casi siempre descuidada en los análisis pasados, como factor que puede determinar la variación de la temperatura terrestre: la alta presión comporta mayor absorción de las radiaciones infrarrojas por los gases del efecto invernadero y por consecuencia más calor.

La presión atmosférica, creen los científicos responsables del estudio, es siempre variable en áreas terrestres y puede descender en un futuro lejano.

“La Tierra podría ser considerada un planeta habitable por casi la mitad de la duración total de la vida del Sol, un punto importante para considerar la búsqueda de vida sobre planetas fuera del sistema solar”, explicaron los científicos del instituto californiano.

Fuentes:
Ansa